viernes, 6 de marzo de 2009

TEXTO DE ÁNGEL, PADRE DE DIEGO DE 4º

Cuando era pequeño hacíamos partidos de fútbol con chapas.

Nos coleccionábamos cromos de fútbol. Cuando conseguíamos todos los de un equipo les recortábamos la cabeza.

Conseguíamos chapas de las botellas de Kas, Coca-cola, Trina, etc... y las rellenábamos con plastilina.
Pegábamos las cabezas de los futbolistas en la plastilina.
Si no teníamos cromos porque no habían sacado la colección, sobre un papel, recortábamos el circulito de la chapa, la pintábamos con los colores del equipo que nos gustaba y le escribíamos el nombre de los jugadores.
Como porterías le quitábamos a nuestra madre una caja de zapatos y la recortábamos por la mitad. Así salían las dos porterías.
Conseguíamos tizas (pidiéndoselas al profesor) y pintábamos un campo de fútbol en el suelo.
Las medidas del campo eran de 1’80 de largo por 0’90 metros de ancho. Con sus semicírculos, sus áreas de meta, los saques de esquina, en fin, igual que los de verdad pero en pequeño.El balón era un garbanzo y sólo se le podía dar un toque en cada turno. Teníamos un truco, que era poner los dedos índice y corazón apoyados en el suelo, encima del garbanzo. Así, cuando tirabas la chapa era más fácil darle al balón, y creo que le dábamos más fuerte.

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